El EINF recupera protagonismo en un momento donde la transición normativa exige rigor, coherencia y visión a largo plazo.
El estado de información no financiera (EINF) se ha convertido nuevamente en el documento clave para las empresas que deben reportar sobre sostenibilidad. Con la falta de transposición de la CSRD al ordenamiento español y la revisión en curso del paquete Ómnibus I, el ICAC y la CNMV han emitido un comunicado que aclara cómo deben actuar las organizaciones para el ejercicio 2025.
El mensaje principal es inequívoco: en un entorno normativo en evolución, el EINF sigue siendo la base del reporting y debe elaborarse con más rigor que nunca.
Por qué el EINF vuelve a ser esencial
Aunque la CSRD promete revolucionar el marco de la información no financiera, actualmente no se encuentra plenamente implementada en España. Por ello, el estado de información no financiera sigue siendo obligatorio y debe publicarse siguiendo la Ley 11/2018 y las exigencias adicionales del RD 214/2025.
En un momento de incertidumbre regulatoria, el EINF ofrece:
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Un marco estable de reporte.
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Un documento verificable.
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Un estándar reconocido por reguladores, inversores y stakeholders.
Por tanto, el EINF no es una solución temporal, sino una herramienta de continuidad.
Qué exige el comunicado ICAC–CNMV
El comunicado del 19 de noviembre de 2025 establece:
Para Fase 1 (EIP con más de 500 trabajadores):
Deben publicar su estado de información no financiera siguiendo:
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Ley 11/2018.
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Real Decreto 214/2025 (huella de carbono + plan 5 años).
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Aplicación voluntaria de ESRS ajustados al Quick Fix.
Para Fase 2 (grandes empresas con dos de los tres criterios):
Recomendación:
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Elaborar y verificar el EINF.
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Incluir huella de carbono y plan de reducción.
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Valorar preparar un VSME voluntario (aunque parcialmente redundante, útil para preparación futura).
Para verificadores:
Deben basarse en:
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Norma técnica del ICAC (pendiente de aprobación final).
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Directrices COESA (30/09/2024).
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ISSA 5000.
Estas recomendaciones buscan asegurar la comparabilidad con otros países de la UE.
El impacto del paquete Ómnibus I en el EINF
Ómnibus I no elimina el estado de información no financiera, sino que:
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Propone simplificar los ESRS.
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Reduce puntos de datos obligatorios.
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Revisa criterios de materialidad.
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Introduce el Stop-the-Clock para fases 2 y 3.
Aunque algunos requisitos se flexibilicen, el EINF sirve como puente perfecto hasta la implementación definitiva.
Por qué reforzar el EINF ahora: ventajas reales
Reforzar el estado de información no financiera en este momento de transición normativa aporta beneficios significativos para cualquier organización. Aunque el EINF se base todavía en la Ley 11/2018, su estructura permite integrar progresivamente elementos de los ESRS, lo que facilita una adaptación más suave al futuro marco regulatorio. Avanzar en esta dirección garantiza coherencia y evita tener que realizar cambios bruscos cuando la normativa europea termine de consolidarse.
Además, trabajar con anticipación mejora sustancialmente la preparación de la empresa para futuras auditorías y verificaciones externas. Las revisiones serán cada vez más exigentes en términos de trazabilidad, evidencia documental y consistencia metodológica, por lo que contar con un EINF sólido reduce riesgos y aporta mayor seguridad en los procesos de validación.
El estado de información no financiera también actúa como una herramienta estratégica para identificar riesgos ESG y oportunidades de gestión. Al profundizar en el análisis de impactos, la empresa obtiene una visión más clara de su desempeño ambiental, social y de gobernanza, lo que refuerza la toma de decisiones y la capacidad de anticiparse a escenarios adversos. Asimismo, disponer de un EINF riguroso mejora la posición competitiva en licitaciones, convocatorias públicas y procesos de evaluación de proveedores, donde la sostenibilidad es cada vez más determinante. Las organizaciones mejor preparadas destacan frente a sus competidores y generan mayor confianza entre inversores, clientes y socios estratégicos.
Por último, la anticipación contribuye a reducir costes futuros. Adaptarse a tiempo evita ajustes acelerados cuando entre en vigor la nueva normativa, permite distribuir el esfuerzo de implementación y minimiza la necesidad de reestructurar procesos de forma urgente. En conjunto, reforzar el EINF ahora no solo responde a una exigencia de transparencia, sino que se convierte en una decisión inteligente para asegurar estabilidad, competitividad y eficiencia a largo plazo.
Cómo elaborar un EINF robusto en 2025
Las empresas deben centrarse en:
1. Revisión de la materialidad: Los cambios de Ómnibus I refuerzan la importancia del juicio profesional.
2. Trazabilidad de datos: Cada indicador debe tener:
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Fuente clara.
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Responsable interno.
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Evidencias.
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Metodología documentada.
3. Información climática reforzada: Huella de carbono + plan de reducción a 5 años es obligatorio.
4. Coherencia narrativa: El relato del EINF debe conectar acciones, riesgos y resultados.
5. Considerar integrar elementos ESRS: No obligatorios, pero muy recomendables.
El futuro: cómo evolucionará el EINF en 2026 y 2027
A medida que se aprueben:
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La reforma de la CSRD.
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La simplificación ESRS.
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Nuevas guías EFRAG.
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Requisitos de verificación.
El estado de información no financiera irá integrándose con el futuro modelo europeo. El EINF no desaparecerá: evolucionará.
El estado de información no financiera es, hoy, el documento que garantiza estabilidad, transparencia y comparabilidad en plena transición normativa.
Las empresas que lo elaboren con rigor, siguiendo las recomendaciones del ICAC y la CNMV, estarán mejor posicionadas para afrontar los cambios legislativos que llegarán en los próximos meses.
La sostenibilidad ya no va de cumplir, sino de gestionar con visión.
Y el EINF es la herramienta que permite hacerlo con seguridad durante este periodo de cambio.
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